lunes, 16 de abril de 2012

Isoflavonas un gran aliado de las mujeres


El papel de la isoflavonas es apreciado ampliamente y actualmente es asunto de intensa investigación. La doble actividad de las isoflavonas (actuando a la vez como estrogénicas y antiestrogénicas), le confieren una serie de cualidades que permiten regular el balance hormonal en la mujer, pudiendo prevenir la osteoporosis y actuar como potente antioxidantes que protegen frente al desarrollo de cáncer de mama. Las isoflavonas causan esto al competir con el propio estrógeno del cuerpo por los mismos sitios receptores en las células. Algunas de las enfermedades por estrógeno excesivo pueden disminuirse de esta manera.
Las isoflavonas también pueden tener actividad estrogénica. Si durante la menopausia, el nivel natural del cuerpo del estrógeno cae, las isoflavonas pueden compensar esto uniéndose a los mismos sitios del receptor de tal modo que alivia los síntomas de la menopausia.
Investigaciones en varias áreas del cuidado de la salud han mostrado que el consumo de isoflavonas puede jugar un papel importante en la disminución del riesgo de contraer enfermedades. Las isoflavonas pueden luchar contra las enfermedades de varias maneras.
Los siguientes beneficios potenciales en la salud son atribuidos a las isoflavonas:
Alivia los síntomas de la menopausia. Estudios recientes han encontrado que las isoflavonas pueden disminuir diversos síntomas de la menopausia como son la fatiga, sudor nocturno, cambios en el estado de ánimo, etc, e incrementa la densidad ósea en las mujeres. De hecho muchos problemas de salud, menopáusicos y postmenopáusicos, pueden ser resultado de una falta de isoflavonas en la dieta.
Las isoflavonas inhiben el crecimiento de las células que forman la placa que obstruye la arteria. Estas arterias normalmente forman coágulos de sangre que pueden llevar a un ataque cardiaco.
Las isoflavonas actúan en cierto modo contra las células de cáncer similar a muchas drogas comunes de tratamiento contra el cáncer.
Las isoflavonas contribuyen a mantener una buena salud ósea, ayudando en la prevención de la osteoporosis. A diferencia del estrógeno que ayuda  a la prevención de la destrucción del hueso, la evidencia sugiere que las isoflavonas también puedan ayudar en la formación de nuevo hueso.  Las isoflavonas compiten con los estrógenos producidos por el cuerpo o introducidos y previenen que estos activen los receptores de estrógenos disminuyendo así las probabilidades de desarrollar cánceres relacionados con hormonas.
Las isoflavonas ayudan  además a prevenir el proceso de formación de nuevos vasos sanguíneos, propios de la formación de un  tumor. De esta forma se deja al tumor sin fuente de alimentación impidiendo que crezca y se facilita que el organismo pueda eliminarlo. 
Las isoflavonas son hormonas de plantas naturales.
Las isoflavonas son antioxidantes naturales, un reciente estudio ha demostrado que tienen potentes propiedades antioxidantes, comparables al de la vitamina E. Los poderes antioxidantes de las isoflavonas pueden reducir el riesgo a largo plazo de cáncer, previniendo el daño del radical libre de ADN.  El Genistein es el antioxidante más potente entre las isoflavonas de la soya seguido por el daidzein.
Las isoflavonas de la soya tienen una actividad estrogénica. Las isoflavonas son potentes agonistas ERb y débil a lo que permite clasificarlas como bloqueadoras o moduladoras naturales selectivas del receptor estrogénico, por estas razones, las isoflavonas realizan su acción sobre hueso, cerebro, sistema cardiovascular y ovario, lo que explica su utilidad para mejorar los síntomas vasomotores; prevenir la osteoporosis; reducir el riesgo de cáncer de mama; inducir patrón lípido antiaterogénico (disminución del colesterol total, LDL, y triglicéridos y ligero aumento del  HDL).
Las isoflavonas de soya son una opción natural para corregir los cambios hormonales  que se presentan en la mujer durante la menopausia, sin los efectos colaterales que se observan con los tratamientos a base de estrógenos sintéticos.
Las isoflavonas de la soya están constituidas principalmente por genisteína y daidzeína, dos de las sustancias activas que han convertido a las isoflavonas en una terapia alternativa natural cada día más aceptada en el tratamiento de la menopausia.

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