El papel de la isoflavonas es apreciado ampliamente y
actualmente es asunto de intensa investigación. La doble actividad de las
isoflavonas (actuando a la vez como estrogénicas y antiestrogénicas), le
confieren una serie de cualidades que permiten regular el balance hormonal en
la mujer, pudiendo prevenir la osteoporosis y actuar como potente antioxidantes
que protegen frente al desarrollo de cáncer de mama. Las isoflavonas causan
esto al competir con el propio estrógeno del cuerpo por los mismos sitios receptores
en las células. Algunas de las enfermedades por estrógeno excesivo pueden
disminuirse de esta manera.
Las isoflavonas también pueden tener actividad estrogénica.
Si durante la menopausia, el nivel natural del cuerpo del estrógeno cae, las
isoflavonas pueden compensar esto uniéndose a los mismos sitios del receptor de
tal modo que alivia los síntomas de la menopausia.
Investigaciones en varias áreas del cuidado de la salud han
mostrado que el consumo de isoflavonas puede jugar un papel importante en la
disminución del riesgo de contraer enfermedades. Las isoflavonas pueden luchar
contra las enfermedades de varias maneras.
Los siguientes beneficios potenciales en la salud son
atribuidos a las isoflavonas:
Alivia los síntomas de la menopausia. Estudios recientes han
encontrado que las isoflavonas pueden disminuir diversos síntomas de la
menopausia como son la fatiga, sudor nocturno, cambios en el estado de ánimo,
etc, e incrementa la densidad ósea en las mujeres. De hecho muchos problemas de
salud, menopáusicos y postmenopáusicos, pueden ser resultado de una falta de
isoflavonas en la dieta.
Las isoflavonas inhiben el crecimiento de las células que
forman la placa que obstruye la arteria. Estas arterias normalmente forman
coágulos de sangre que pueden llevar a un ataque cardiaco.
Las isoflavonas actúan en cierto modo contra las células de
cáncer similar a muchas drogas comunes de tratamiento contra el cáncer.
Las isoflavonas contribuyen a mantener una buena salud ósea,
ayudando en la prevención de la osteoporosis. A diferencia del estrógeno que
ayuda a la prevención de la destrucción
del hueso, la evidencia sugiere que las isoflavonas también puedan ayudar en la
formación de nuevo hueso. Las
isoflavonas compiten con los estrógenos producidos por el cuerpo o introducidos
y previenen que estos activen los receptores de estrógenos disminuyendo así las
probabilidades de desarrollar cánceres relacionados con hormonas.
Las isoflavonas ayudan
además a prevenir el proceso de formación de nuevos vasos sanguíneos,
propios de la formación de un tumor. De
esta forma se deja al tumor sin fuente de alimentación impidiendo que crezca y
se facilita que el organismo pueda eliminarlo.
Las isoflavonas son hormonas de plantas naturales.
Las isoflavonas son antioxidantes naturales, un reciente
estudio ha demostrado que tienen potentes propiedades antioxidantes,
comparables al de la vitamina E. Los poderes antioxidantes de las isoflavonas
pueden reducir el riesgo a largo plazo de cáncer, previniendo el daño del
radical libre de ADN. El Genistein es el
antioxidante más potente entre las isoflavonas de la soya seguido por el
daidzein.
Las isoflavonas de la soya tienen una actividad estrogénica.
Las isoflavonas son potentes agonistas ERb y débil a lo que permite
clasificarlas como bloqueadoras o moduladoras naturales selectivas del receptor
estrogénico, por estas razones, las isoflavonas realizan su acción sobre hueso,
cerebro, sistema cardiovascular y ovario, lo que explica su utilidad para
mejorar los síntomas vasomotores; prevenir la osteoporosis; reducir el riesgo
de cáncer de mama; inducir patrón lípido antiaterogénico (disminución del
colesterol total, LDL, y triglicéridos y ligero aumento del HDL).
Las isoflavonas de soya son una opción natural para corregir
los cambios hormonales que se presentan
en la mujer durante la menopausia, sin los efectos colaterales que se observan
con los tratamientos a base de estrógenos sintéticos.
Las isoflavonas de la soya están constituidas principalmente
por genisteína y daidzeína, dos de las sustancias activas que han convertido a
las isoflavonas en una terapia alternativa natural cada día más aceptada en el
tratamiento de la menopausia.
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